martes, 17 de agosto de 2021

Donde haya tinieblas - Manuel Ríos San Martín

No os podéis imaginar la ilusión que me hizo que desde el grupo #SoyYincanera me propusieran participar en la Lectura Simultánea de Donde haya tinieblas la última novela de Manuel Ríos San Martín, al que conocí en su debut literario con Círculos, una novela distópica que me hizo aproximarme a un género del que apenas había leído nada y que me encantó.

Y la ilusión, más allá del encanto que viene acompañado de disfrutar de una historia que me sorprendió, venía acompañada por el recuerdo de la actitud del autor mientras comentábamos en Twitter las “lindezas” con las que nos topábamos en la novela y por lo mal que nos lo hacía pasar Shultheiss, el protagonista. Aunque bueno, quien dice mal, dice mejor que bien, por esas cosas que tiene la ficción. ¿Volvería a repetirse ahora esa sensación? 

Pues os contesto inmediatamente: Ha sido mejor todavía, porque en esta ocasión el protagonista daba pie a muchas situaciones divertidas, que el autor alimentaba con sus comentarios, sin dejar de lado el que la trama era, como poco, impactante y atractiva como pocas. 


Título: Donde haya tinieblas

Autor: Manuel Ríos San Martín

Núm. de páginas: 526

Editorial: PLANETA

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta

ISBN: 9788408243144


Solo un asesino en serie en tiempos de Instagram hará que dos policías se pongan de acuerdo: él, un boomer chapado a la antigua; ella, una milenial con ganas de cambiar el mundo

Una modelo de diecisiete años a la que le falta el ombligo desaparece en Madrid. Los inspectores Martínez y Pieldelobo se hacen cargo de la investigación, pero chocan desde el primer momento. Él es un padre cincuentón y caótico, tierno pero mordaz y un tanto anticuado; ella, una milenial combativa, inteligente y feminista.

Mientras recorren por España lugares misteriosos y templos en apariencia tranquilos, surgen dos hipótesis para desenmascarar a un asesino en serie: o la mafia rusa está detrás de una red de prostitución de lujo o hay un psicópata religioso que pretende enmendarle la plana al mismo Dios.

Este thriller plantea una reflexión irónica sobre la intolerancia, la dicotomía entre pecado y belleza, entre misericordia y castigo, y las relaciones entre el hombre y la mujer como dos seres destinados a entenderse desde el principio de los tiempos.


Manuel Ríos San Martín (1965) es licenciado en Ciencias de la Información y ha trabajado en importantes productoras de televisión como Globomedia, BocaBoca y Diagonal, en las que ha ejercido de productor ejecutivo, director o guionista. Ha participado, entre otras, en Colegio Mayor, Médico de familia, Menudo es mi padre, Más que amigos, Compañeros, Mis adorables vecinos, Soy el Solitario, Raphael, Rescatando a Sara, Historias robadas y Sin identidad. Ha dirigido un largometraje, No te fallaré, y ha colaborado en la escritura de los guiones de Amigos... y Maradona, la mano de Dios. Ha coordinado y coescrito el libro El guion para series de televisión, publicado por el Instituto de RTVE. También es autor de las novelas Círculos y La huella del mal, que ha sido traducida al italiano y está siendo adaptada a la televisión como una serie de ocho capítulos por el mismo Ríos San Martín junto a Victoria Dal Vera y la productora LAZONA.

Bibliografía

Donde haya tinieblas - 2021 - Editorial Planeta

La huella del mal - 2020 - Booket

Pack TC La huella del mal + Los príncipes de la prehistoria - 2019 - Editorial Planeta

La huella del mal - 2019 - Editorial Planeta

Círculos – 2017 – Suma

Aunque la trama comienza en Madrid y es allí donde la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violencia) tiene su sede, los escenarios fundamentales de la novela están localizados en tres enclaves diferentes:

Fuente del Arco: Un pequeño pueblecito de la provincia de Badajoz, que linda prácticamente con la provincia de Sevilla y las estribaciones de Sierra Morena, puesto que en una ermita que se haya a poco más de siete kilómetros de la localidad, la de la Virgen del Ara ha aparecido el cuerpo sin vida de Karolina Mederev. Las descripciones del pueblo son someras, también las de Llerena, donde se encuentra el juzgado al que pertenece la localidad y que será el que se encargue del procedimiento que se abrirá como consecuencia del hallazgo del cadáver de la modelo rusa, pero no así las de la ermita, que son una gozada y no solo porque está situado en un paraje de indudable belleza, sino porque el templo, construido a finales del siglo XIV o principios del XV, es una preciosidad.

Como la inmensa mayoría de las ermitas, consta de una única nave, cubierta con la típica bóveda de cañón con la que se acostumbra cubrir los espacios cuadrangulares. En su fachada sur se puede apreciar una arquería mudéjar y una de las puertas de acceso al templo, aunque lo más interesante está en su interior, al menos para el caso que nos ocupa. Martínez nos lo descubre al detalle y a través de sus palabras podemos disfrutar de la espectacularidad de los frescos que decoran su bóveda. Estos muestran escenas del Génesis y han llegado a compararlos con los del Vaticano, motivo por el que la ermita, declarada Bien de Interés Cultural ha recibido el sobrenombre de “la Capilla Sixtina Extremeña”.

Jaca, donde se encuentra el Real Monasterio de San Juan de la Peña, un lugar legendario (porque para entender su origen, tendríamos que remontarnos a la leyenda del joven Voto, un noble zaragozano al que se le atribuye su fundación.) y espectacular por su singular emplazamiento, además de considerarse la cuna del reino de Aragón. Descubrirlo a través de los ojos de Martínez es toda una experiencia, donde el punto álgido de la misma transcurre cuando descubre los capiteles que coronan cada una de las columnas del claustro, en particular algunos que recrean la creación de Adán y Eva, el pecado original o, más interesante todavía, el castigo de Adán y Eva, donde se puede ver a Adán arando la tierra con un par de bueyes, a Eva hilando, mientras Caín y Abel hacen ofrendas al señor. También aparece la serpiente enroscada en un arbusto.

Oñate, donde se encuentra el Santuario de Aránzazu, patrona de Guipúzcoa. Situado en un paraje de excepcional belleza, que fácilmente podemos intuir gracias a la narración que nos hace Martínez mientras se acercan al lugar viajando a través de una estrecha carretera sin arcén y cubierta de nieve, entre montes y oquedades, arroyos, acantilados y sierras. Destaca del conjunto monasterial, tan impactante como compacto y sobrio, la impresionante fachada y torre de la basílica, que se encuentra justo encima de la antigua, reconvertida en cripta. La entrada, situada en un nivel inferior, se hace a través de una escalinata y es en la nave central, donde se aprecia el gigantesco retablo que cierra el ábside y donde se aloja la talla original de la virgen de Aránzazu, donde encuentran el tercer cadáver colocado de la misma manera que el de la modelo rusa, encima del altar. 

Muchos son los personajes que transitan por este libro, bien porque al tratarse de una novela policíaca, nos encontraremos con distintos miembros del Cuerpo Nacional de Policía, en particular los que trabajan junto a los protagonistas en la UDEV, como el comisario Trashorras, Romera o Enrique Castejón, alias Bigdata, bien porque además de las víctimas y su entorno, también hay unos cuantos sospechosos de los crímenes de los que vamos a ser testigos. Así que como no puedo detenerme en todos, daré unas breves pinceladas de aquellos que más me han llamado la atención:

Juan Martínez:  Inspector y protagonista de la novela. Entrado en la cincuentena, es padre de tres hijos. A pesar de los años que lleva en el Cuerpo, todavía es de los que se ilusionan pensando en que su esfuerzo puede ayudar a conseguir una sociedad más justa, libre de delincuentes y cada día acude a su despacho con ganas renovadas para conseguirlo. 

Tiene una forma de pensar peculiar y se afana por adaptarse a los nuevos tiempos, a pesar de que la educación recibida y sus vivencia personales le hagan parecer algo anticuado de cada a los compañeros más jóvenes.

Nuria Pieldelobo: Coprotagonista junto al inspector Martínez de esta novela. Tiene aproximadamente treinta años, una cabeza muy bien amueblada y un físico espectacular. 

Pertenece a esa generación preparadísima en todos los sentidos y como feminista tiene que bregar a diario con los posos (y los que no lo son) de ese machismo soterrado que a menudo amenaza volver a aflorar y ensuciarlo todo.

Karolina Mederev: Modelo e influencer rusa, joven y una auténtica beldad. Desapareció de la noche (o más bien de la tarde) a la mañana sin que nadie se diese cuenta de nada, para aparecer días más tarde asesinada y abandonada en una ermita de la provincia de Badajoz.

Marcelo El Muñequín: Asistente de la influencer, es un joven de poco más de veinte años, que debe su alias a su buen gusto en el vestir y a su apariencia en general, aunque sea un poco bajo de estatura.

Masha Klimov: Madre de la modelo, es una mujer todavía muy atractiva, muy desenvuelta y difícil de domeñar, pero que parece algo oscura, quizás por la dureza que aparenta tener.

Don Sebastián (aunque para el inspector habría que llamarle Donsebastián): Es el sacerdote encargado de la ermita de la Virgen del Ara. Para lo joven que es, parece mentira lo anticuados que resultan sus postulados acerca de la religión.


Todos los personajes están descritos de manera admirable por Martínez, que va dejando perlas de cada uno de ellos a lo largo de la narración y, para hacérnoslo más fácil, acostumbra a apodarlos, para que nos sea más fácil recordarles si nos pasa como a él, que tiene problemas a la hora de recordar los nombres. 

La novela, narrada en primera persona por el inspector Martínez, se presenta en tapa dura con sobrecubierta. Consta de 107 capítulos, hasta llegar a los agradecimientos y está estructurada en seis partes:

Parte I: Pecado.

Parte II: Culpa.

Parte III: Tentación.

Parte IV: Castigo.

Parte V: Alianza.

Parte VI: Misericordia.

Todas ellas vienen acompañadas de una cita del Génesis en clara alusión a su contenido. 

Donde haya tinieblas es una de las mejores novelas que he leído este año, pues lo tiene todo: una trama absorbente, que no te da tregua, pues a una investigación desesperada, porque los detectives siempre parece que llegan tarde a todos los crímenes y con pocas pistas para revolverlos, se une un sentido del humor que ayudaba a relajar tanto horror. 

Porque, a su vez, tiene unos protagonistas memorables en su antagonismo que, siendo tan dispares, no ves el momento en que puedan llevar a buen puerto el trabajo tan arduo al que se enfrentan y, sin embargo, lo hacen. Y tanto ellos como el resto del elenco están perfectamente detallados, cargados de humanidad excepto algún rara avis, que también los hay, en lo que se refiere a humanidad, claro está. 

Los diálogos son para enmarcar, frescos y naturales y las descripciones exquisitas. Eso me ha permitido devorar la novela sin enterarme y sufrir al final porque pocas veces he disfrutado tanto.