jueves, 8 de julio de 2021

La última paloma - Men Marías

Nuevamente el grupo de lectura #SoyYincanera, con la colaboración de la editorial Planeta, nos ha ofrecido la oportunidad de participar en la lectura simultánea de la novela La última paloma, de la que hasta ahora era para mí una autora desconocida: Men Marías y que con este libro se ha convertido en una “imperdible”. 


Un thriller sobrecogedor en el que la autora nos acerca al presente y pasado de una ciudad aparentemente deslumbrante para descubrir a un asesino y los motivos por los que éste es capaz de matar. 




Autora: Men María

Título: La última paloma

Núm.  de páginas: 539

Editorial: Editorial Planeta

Presentación: Tapa dura con sobrecubierta

ISBN: 978-84-08-24230-7

Fecha de lanzamiento: 12/05/2021

 


Frente a la base naval de Rota, tras el cordón policial que acordona la brutal escena, un grupo de vecinos clama que se haga justicia: el cuerpo de la joven Diana Buffet yace salvajemente mutilado y con unas enormes alas cosidas a su espalda.

Ni las cámaras ni el helicóptero de vigilancia de la base han captado una sola imagen que pueda servir a la investigación; algo incomprensible.

La sargento Patria Santiago sabe que el asesino va a volver a matar, pero nadie la cree, ni siquiera el cabo Sacha Santos -a quien le gustaría ser algo más que su compañero-, porque al igual que piensa el resto de Rota, Patria ha convivido con el dolor demasiado tiempo como para ser de fiar.

Una sola pista, la investigación que Diana estaba haciendo sobre la base, y su relación con la desaparición de una joven hace sesenta años, cuando los americanos llegaron a Rota, parecen ser los únicos hilos de los que tirar.

Sólo quien conoce el dolor puede enfrentarse a un crimen tan macabro. 


Men Marías (Granada, 1989) se licenció en Derecho y ejerció la abogacía desde los veintitrés años, especializándose en el sector mercantil. Debutó como escritora con la obra Pukata, pescados y mariscos, que fue galardonada con el Premio de Novela Carmen Martín Gaite 2017 y un accésit en el Premio Torrente Ballester 2017. En el género del cuento, ostenta un total de 28 menciones de ganadora y finalista en diferentes certámenes literarios españoles e internacionales. Además, es tutora de técnica literaria, novela negra y poesía en su ciudad.
 


La historia tiene lugar en Rota, un pueblo de Cádiz. En la novela podemos conocer la ciudad en dos épocas diferentes: durante los primeros años del establecimiento de los militares en la Base naval y en la época actual.


En el mes de septiembre del año 1953, se firmaron los Acuerdos de Amistad Hispano-norteamericanos (Pactos de Madrid) y como consecuencia de ellos de decidió instalar una serie de bases militares en el territorio español, entre las que destaca a base militar de Rota, situada en un terreno de 23 km² entre la Villa de Rota y El Puerto de Santamaría (en menor medida), en la provincia de Cádiz.

Ese año la villa de Rota, con poco más de diez mil habitantes, era una ciudad principalmente dedicada a la mayetería  -un tipo de agricultura tradicional basada en el minifundio-. Para la construcción de la base militar fueron expropiadas de forma forzosa las tierras que estaban dedicadas al cultivo prometiéndoles a sus propietarios una indemnización mísera, que incluso no llegaron a recibir.  A algunos mayetos les ofrecieron nuevas tierras en una pedanía jerezana -Nueva Jarilla- y se vieron obligados a abandonar sus casas y sus huertas, mientras que otros se buscaron la vida como buenamente pudieron.  

Con la llegada de los soldados americanos a Rota en el año  1956, la economía de la villa dio un cambio radical y pasó de ser un pueblo con las calles sin asfaltar a convertirse en una ciudad al servicio de la base militar.


Los militares estadounidenses que llegaron a la base tenían una gran capacidad económica, comparada con la de la España de esos años, lo que llevó a muchos de ellos a cometer grandes excesos, amparados por la permisividad y porque en la localidad no existía ni policía que pusiese freno a sus desmanes.

En la base los militares podían disfrutar de todo tipo de comodidades, electrodomésticos, coches y un largo etcétera, mientras que los lugareños no podían ni  imaginarse que existieran. Por poner algún ejemplo, el primer autocine que se instaló en Europa se estableció allí. También tenían supermercados en los que podían comprar sus comidas americanas a precios ventajosos para los residentes, pues estaban exentos del pago de impuestos.

En la villa se instalaron un gran número de prostitutas, que daban servicio a los militares de la base. Para los marines estadounidenses poner un pie fuera de base significaba libertad absoluta, lo que llevó a muchos de ellos a cometer muchos excesos. Mientras tanto, los habitantes de la villa que tenían hijas les prohibían a estas salir a la calle en cuando un barco asomaba por la bahía en dirección al puerto militar.

Eso sí, en determinadas fechas especiales o cuando se celebraban acontecimientos relevantes, como el 4 de julio (día de la independencia norteamericana) o durante la fiesta de Halloween, la población civil tenía permitido el acceso a la base para asistir a los actos militares mediante invitación.

La casa de Mongoli. La mansión se construyó entre 1940/50 y se edificó junto a la verja que separa Rota de la base naval. Su propietario, León de Carranza, la utilizaba para pasar allí los veranos hasta que dejo de ir.  En la casa solo vivía un guardes, al que llamaban Mongoli y de ello le viene el nombre.  Sus dimensiones, su aislamiento, su abandono y la vegetación que la rodeaba contribuyó a crear una leyenda en la que se decía que en ella habitaba un fantasma al que llamaban La Tarara.  En este edificio apareció el cadáver de Diana Buffett, salvajemente mutilado.

La Mala madre Es uno de los locales más populares del pueblo y donde todos los parroquianos se conocen. En el interior hay dos espacios diferenciados: uno es la barra, donde se acomodan las parejas y las pandillas de mediana edad y el otro, la zona en la que se ubicaban las cinco mesas, es donde se acomodan los ancianos. Aparte está la la terraza, decorada con ocho barriles con taburetes y, un poco más alejado y debajo de un cartel en el que Fortu -el propietario- recomienda remedios caseros para diferentes males, hay otro barril más, el que Patria y Sacha suelen ocupar cuando acuden allí. 


Aunque es una novela coral, con un elenco importante, el peso de la narración lo llevan los personajes femeninos.  Mujeres cuya vida da un giro radical en un momento determinado y que tienen que tomar decisiones que cambiaran sus vidas; mujeres que señalan y mujeres que son señaladas; mujeres que sufren violencias de todo tipo y sobre todo de género. 




Y, sobresaliendo entre todas ellas esta nuestra protagonista: la Sargento Patria Santiago, una mujer que desde niña ha sufrido la peor de las violencias, de la que aún no se ha recuperado. Pero a pesar de ello, y quizás por ello, cuando se la conoce es un personaje que no puede dejar indiferente a nadie.

Otro de los protagonistas, en este caso masculino, es el Cabo mayor Sacha Santos. Sacha se enamoró de Patria cuando llegó a Rota, pero las circunstancias les separaron, aunque quizás no tanto como él cree…

Diana Buffett es la joven de 19 años que aparece asesinada en la casa Mongoli.  Estaba estudiando el primer año de periodismo en la Universidad de Cádiz, donde vive con sus padres, pero los veranos los pasa con sus abuelos Berta y William, de casi de 80 años, propietarios de la pizzería Genaro, y también hace prácticas en el periódico local.  Diana ha tenido acceso a una información y, valiéndose de su trabajo como becaria en el periódico local inicia por su cuenta y riesgo una investigación, ya que quiere conocer lo que sucedió con una joven que desapareció sesenta años atrás en Rota.

Otro personaje muy peculiar es el teniente Quintana, el jefe de Patria y Sacha.  Quintana tenía una hija que murió en un accidente de tráfico cuando tenía seis años. Como consecuencia –o a propósito- de ello, su mujer le abandonó y, desde entonces, su mayor interés recae en su perro, un cocker spaniel al que llama Macarrón y al que cuida con dedicación y esmero para luego presentarlo a todas las exposiciones caninas que se celebran. 

La novela, presentada en tapa dura con sobrecubierta, está estructurada en tres partes. La primera titulada: La paloma, la segunda parte, tituladas Las palomas y la tercera parte, titulada: El niño.  Con un total de 76 capítulos y una nota de la autora en la que incluye los agradecimientos.

La historia, cuando transcurre en la actualidad, está narrada, en primera persona con las voces de Patria y de Sacha (principalmente), pero cuando la acción nos lleva al pasado, a través de flashbacks, utiliza un narrador omnisciente. 

En mi opinión, la novela tiene, sobre todo, tres puntos fuertes: el ritmo, los personajes y el escenario.  

Es un thriller de solemnidad con un ritmo vertiginoso y con una agilidad que te engancha desde la primera hasta la última página. 

En cuanto a los personajes, decir que son potentes sería quedarme en la espuma del mar, porque realmente me han parecido fascinantes -para bien o para mal- y poseedores todos ellos de una personalidad que no deja indiferente a nadie. 

Los protagonistas en particular, aunque no creo que sea fácil, deberían amortizarse en otras novelas. 

Con respecto al escenario elegido, aunque a alguien pueda parecerle ficticio por su puntito de exotismo, es más real que todas las cosas, con sus calles, sus iglesias, sus monumentos, su base naval, su historia, sus misterios porque ¡hasta la casa Mongoli, con sus leyendas, existe! 

Esta reseña participa en la iniciativa #YincanaCriminal 2021:


En el apartado Made in Spain: La acción transcurre en un ambiente rural