No os podéis imaginar la
ilusión que me hizo que desde el grupo #SoyYincanera me propusieran participar
en la Lectura Simultánea de Donde haya tinieblas la última novela de Manuel Ríos San Martín, al que conocí en su debut literario con Círculos, una novela distópica que me hizo aproximarme a un género del que apenas había leído nada y que me encantó.

Y la ilusión, más allá del encanto que viene acompañado de
disfrutar de una historia que me sorprendió, venía acompañada por el recuerdo
de la actitud del autor mientras comentábamos en Twitter las “lindezas” con las
que nos topábamos en la novela y por lo mal que nos lo hacía pasar Shultheiss,
el protagonista. Aunque bueno, quien dice mal, dice mejor que bien, por esas
cosas que tiene la ficción. ¿Volvería a repetirse ahora esa sensación?
Pues os
contesto inmediatamente: Ha sido mejor todavía, porque en esta ocasión el
protagonista daba pie a muchas situaciones divertidas, que el autor alimentaba
con sus comentarios, sin dejar de lado el que la trama era, como poco,
impactante y atractiva como pocas.
Título:
Donde haya tinieblas
Autor:
Manuel Ríos San Martín
Núm.
de páginas: 526
Editorial:
PLANETA
Encuadernación:
Tapa dura con sobrecubierta
ISBN:
9788408243144
Solo un asesino en serie en
tiempos de Instagram hará que dos policías se pongan de acuerdo: él, un boomer
chapado a la antigua; ella, una milenial con ganas de cambiar el mundo
Una modelo de diecisiete
años a la que le falta el ombligo desaparece en Madrid. Los inspectores
Martínez y Pieldelobo se hacen cargo de la investigación, pero chocan desde el
primer momento. Él es un padre cincuentón y caótico, tierno pero mordaz y un
tanto anticuado; ella, una milenial combativa, inteligente y feminista.
Mientras recorren por España
lugares misteriosos y templos en apariencia tranquilos, surgen dos hipótesis
para desenmascarar a un asesino en serie: o la mafia rusa está detrás de una
red de prostitución de lujo o hay un psicópata religioso que pretende
enmendarle la plana al mismo Dios.
Este thriller plantea una
reflexión irónica sobre la intolerancia, la dicotomía entre pecado y belleza,
entre misericordia y castigo, y las relaciones entre el hombre y la mujer como
dos seres destinados a entenderse desde el principio de los tiempos.

Manuel Ríos San Martín
(1965) es licenciado en Ciencias de la Información y ha trabajado en
importantes productoras de televisión como Globomedia, BocaBoca y Diagonal, en
las que ha ejercido de productor ejecutivo, director o guionista. Ha
participado, entre otras, en Colegio Mayor, Médico de familia, Menudo es mi
padre, Más que amigos, Compañeros, Mis adorables vecinos, Soy el Solitario,
Raphael, Rescatando a Sara, Historias robadas y Sin identidad. Ha dirigido un
largometraje, No te fallaré, y ha colaborado en la escritura de los guiones de
Amigos... y Maradona, la mano de Dios. Ha coordinado y coescrito el libro El
guion para series de televisión, publicado por el Instituto de RTVE. También es
autor de las novelas Círculos y La huella del mal, que ha sido traducida al
italiano y está siendo adaptada a la televisión como una serie de ocho
capítulos por el mismo Ríos San Martín junto a Victoria Dal Vera y la
productora LAZONA.
Bibliografía
Donde haya tinieblas - 2021
- Editorial Planeta
La huella del mal - 2020 -
Booket
Pack TC La huella del mal +
Los príncipes de la prehistoria - 2019 - Editorial Planeta
La huella del mal - 2019 -
Editorial Planeta
Círculos – 2017 – Suma
Aunque la trama comienza en
Madrid y es allí donde la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y
Violencia) tiene su sede, los escenarios fundamentales de la novela están
localizados en tres enclaves diferentes:
Fuente del Arco: Un pequeño pueblecito de la provincia de Badajoz,
que linda prácticamente con la provincia de Sevilla y las estribaciones de
Sierra Morena, puesto que en una ermita que se haya a poco más de siete
kilómetros de la localidad, la de la Virgen del Ara ha aparecido el cuerpo sin
vida de Karolina Mederev. Las descripciones del pueblo son someras, también las
de Llerena, donde se encuentra el juzgado al que pertenece la localidad y que
será el que se encargue del procedimiento que se abrirá como consecuencia del
hallazgo del cadáver de la modelo rusa, pero no así las de la ermita, que son
una gozada y no solo porque está situado en un paraje de indudable belleza,
sino porque el templo, construido a finales del siglo XIV o principios del XV,
es una preciosidad.
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Como la inmensa mayoría de las ermitas, consta de una única
nave, cubierta con la típica bóveda de cañón con la que se acostumbra cubrir
los espacios cuadrangulares. En su fachada sur se puede apreciar una arquería
mudéjar y una de las puertas de acceso al templo, aunque lo más interesante
está en su interior, al menos para el caso que nos ocupa. Martínez nos lo
descubre al detalle y a través de sus palabras podemos disfrutar de la
espectacularidad de los frescos que decoran su bóveda. Estos muestran escenas
del Génesis y han llegado a compararlos con los del Vaticano, motivo por el que
la ermita, declarada Bien de Interés Cultural ha recibido el sobrenombre de “la
Capilla Sixtina Extremeña”.
Jaca, donde se encuentra el Real Monasterio de San
Juan de la Peña, un lugar legendario (porque para entender su origen,
tendríamos que remontarnos a la leyenda del joven Voto, un noble zaragozano al
que se le atribuye su fundación.) y espectacular por su singular emplazamiento,
además de considerarse la cuna del reino de Aragón. Descubrirlo a través de los
ojos de Martínez es toda una experiencia, donde el punto álgido de la misma
transcurre cuando descubre los capiteles que coronan cada una de las columnas
del claustro, en particular algunos que recrean la creación de Adán y Eva, el
pecado original o, más interesante todavía, el castigo de Adán y Eva, donde se
puede ver a Adán arando la tierra con un par de bueyes, a Eva hilando, mientras
Caín y Abel hacen ofrendas al señor. También aparece la serpiente enroscada en
un arbusto.
Oñate, donde se encuentra el Santuario de Aránzazu,
patrona de Guipúzcoa. Situado en un paraje de excepcional belleza, que
fácilmente podemos intuir gracias a la narración que nos hace Martínez mientras
se acercan al lugar viajando a través de una estrecha carretera sin arcén y
cubierta de nieve, entre montes y oquedades, arroyos, acantilados y sierras.
Destaca del conjunto monasterial, tan impactante como compacto y sobrio, la
impresionante fachada y torre de la basílica, que se encuentra justo encima de
la antigua, reconvertida en cripta. La entrada, situada en un nivel inferior,
se hace a través de una escalinata y es en la nave central, donde se aprecia el
gigantesco retablo que cierra el ábside y donde se aloja la talla original de
la virgen de Aránzazu, donde encuentran el tercer cadáver colocado de la misma
manera que el de la modelo rusa, encima del altar.

Muchos son los personajes
que transitan por este libro, bien porque al tratarse de una novela policíaca,
nos encontraremos con distintos miembros del Cuerpo Nacional de Policía, en
particular los que trabajan junto a los protagonistas en la UDEV, como el comisario
Trashorras, Romera o Enrique Castejón, alias Bigdata, bien porque además de las
víctimas y su entorno, también hay unos cuantos sospechosos de los crímenes de
los que vamos a ser testigos. Así que como no puedo detenerme en todos, daré
unas breves pinceladas de aquellos que más me han llamado la atención:
Juan Martínez:
Inspector y protagonista de la novela. Entrado en la cincuentena, es
padre de tres hijos. A pesar de los años que lleva en el Cuerpo, todavía es de
los que se ilusionan pensando en que su esfuerzo puede ayudar a conseguir una
sociedad más justa, libre de delincuentes y cada día acude a su despacho con
ganas renovadas para conseguirlo.
Tiene una forma de pensar peculiar y se afana
por adaptarse a los nuevos tiempos, a pesar de que la educación recibida y sus
vivencia personales le hagan parecer algo anticuado de cada a los compañeros
más jóvenes.
Nuria Pieldelobo: Coprotagonista junto al inspector Martínez de
esta novela. Tiene aproximadamente treinta años, una cabeza muy bien amueblada
y un físico espectacular.
Pertenece a esa generación preparadísima en todos los
sentidos y como feminista tiene que bregar a diario con los posos (y los que no
lo son) de ese machismo soterrado que a menudo amenaza volver a aflorar y
ensuciarlo todo.
Karolina Mederev: Modelo e influencer rusa, joven y una
auténtica beldad. Desapareció de la noche (o más bien de la tarde) a la mañana
sin que nadie se diese cuenta de nada, para aparecer días más tarde asesinada y
abandonada en una ermita de la provincia de Badajoz.
Marcelo El
Muñequín: Asistente de la
influencer, es un joven de poco más de veinte años, que debe su alias a su buen
gusto en el vestir y a su apariencia en general, aunque sea un poco bajo de
estatura.
Masha Klimov: Madre de la modelo, es una mujer todavía muy
atractiva, muy desenvuelta y difícil de domeñar, pero que parece algo oscura,
quizás por la dureza que aparenta tener.
Don Sebastián (aunque para el inspector habría que llamarle
Donsebastián): Es el sacerdote encargado de la ermita de la Virgen del Ara.
Para lo joven que es, parece mentira lo anticuados que resultan sus postulados
acerca de la religión.
Todos los personajes están
descritos de manera admirable por Martínez, que va dejando perlas de cada uno
de ellos a lo largo de la narración y, para hacérnoslo más fácil, acostumbra a
apodarlos, para que nos sea más fácil recordarles si nos pasa como a él, que
tiene problemas a la hora de recordar los nombres.
La novela, narrada en
primera persona por el inspector Martínez, se presenta en tapa dura con
sobrecubierta. Consta de 107 capítulos, hasta llegar a los agradecimientos y está
estructurada en seis partes:
Parte I: Pecado.
Parte II: Culpa.
Parte III: Tentación.
Parte IV: Castigo.
Parte V: Alianza.
Parte VI: Misericordia.
Todas ellas vienen
acompañadas de una cita del Génesis en clara alusión a su contenido.
Donde haya tinieblas es una de las mejores novelas que he leído este
año, pues lo tiene todo: una trama absorbente, que no te da tregua, pues a una
investigación desesperada, porque los detectives siempre parece que llegan
tarde a todos los crímenes y con pocas pistas para revolverlos, se une un
sentido del humor que ayudaba a relajar tanto horror. Porque, a su vez, tiene
unos protagonistas memorables en su antagonismo que, siendo tan dispares, no
ves el momento en que puedan llevar a buen puerto el trabajo tan arduo al que
se enfrentan y, sin embargo, lo hacen. Y tanto ellos como el resto del elenco
están perfectamente detallados, cargados de humanidad excepto algún rara avis,
que también los hay, en lo que se refiere a humanidad, claro está.
Los diálogos
son para enmarcar, frescos y naturales y las descripciones exquisitas. Eso me
ha permitido devorar la novela sin enterarme y sufrir al final porque pocas
veces he disfrutado tanto.