miércoles, 7 de agosto de 2019

Lyon

Hace tiempo que, por pereza en muchas circunstancias y por falta de tiempo en otras, no hago ninguna reseña de los lugares que visito. Pero ahora que estoy un poco más relajada quiero compartir con vosotros mis impresiones sobre uno de los lugares a los que he viajado durante mis vacaciones. 

Este año, he aprovechado para visitar el este de Francia y una de las ciudades que más me ha impresionado ha sido Lyon. A fin de cuentas, es la tercera ciudad francesa en importancia, después de París y Marsella y la capital del departamento del Ródano en la región Ródano-Alpes. 



Fue fundada en la colina de Fourvière y bautizada por los romanos como Lugdunum en el año 43 antes de Cristo, primero como colonia para después convertirse en la capital de la Galia. También perteneció al Sacro Imperio Romano Germánico. Además, es conocida como la Capital Mundial de la Seda y, gracias a las habilidades culinarias de Paul Bocuse, también lo es como una de las capitales gastronómicas del mundo.

Asimismo, Lyon es la segunda ciudad universitaria de Francia, acogiendo en su área metropolitana a más de 140 000 estudiantes, repartidos en tres universidades y numerosas escuelas de ingenieros, así como “grandes écoles” que le dan un ambiente joven, desenfado y bohemio.



Con tanta historia a sus espaldas, Lyon cuenta con un patrimonio histórico y arquitectónico con espacios muy destacados. No en vano, en 1998  fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

La metrópoli está situada en el este de Francia, entre los macizos de los Alpes al este y el Macizo Central al oeste, en la confluencia de los ríos Ródano y Saona, que convergen al sur formando una península o presqu'île. Despuntan en ella dos colinas: al oeste, Fourvière, «la colina que reza»  y al norte Croix-Rousse, «la colina que trabaja», separadas por el desfiladero del Saona. Al otro lado del Ródano, al este del centro histórico de la ciudad, se extiende una extensa llanura, donde encontraremos los barrios de la Part-Dieu (centro financiero y comercial) y los Brotteaux (residencial, donde podemos disfrutar de uno de los mayores parques urbanos de Europa, el Parque de la Tête d'Or (Cabeza de Oro). 

Ubicados ya en la ciudad, os voy a hablar de algunos de los enclaves y edificios que he visitado y que más me han impresionado:

Un lugar en el que todavía sigue latente la ciudad romana que fue un día.
Se puede acceder a ella cómodamente por funicular y merece mucho la pena por las extraordinarias vistas panorámicas que se pueden contemplar. Siguen en pie, como bastiones de la cultura más clásica, dos teatros antiguos: el Gran Teatro, construido en el siglo I antes de Cristo y ampliado dos siglos después, tenía un aforo para 10.000 espectadores. El pequeño teatro, también llamado Odeón, construido en el siglo I después de Cristo. Mientras el primero se enfocaba a la representación de obras de teatro, el segundo se utilizaba para lecturas públicas o recitales. Contiguo a él se encuentra el Museo Lugdunum, donde se exponen piezas arqueológicas lionesas.

No te puedes perder cuando visites La Colina de Fourvière:

· Notre-Dame de Fourvière: construida entre 1872 y 1896 en el lugar que anteriormente ocupaba el Foro de Trajano, por Pierre Bossan, se levanta, ufana y arrogante en la cima de la colina. Es una basílica menor, consagrada al culto católico.
En cuanto a estilo, combina elementos de la arquitectura románica y bizantina. Tiene cuatro torres y un campanario con una altura de 175 m. Dada su ubicación, es prácticamente visible desde cualquier punto de la ciudad.


·Jardín du Rosaire: Situado debajo de la basílica de Fourvière, sigue la forma de la colina y termina en el Montée Saint-Barthélemy. Se construyó en el siglo XIX con la intención de permitir el paso a las procesiones en honor de la Vírgen en la Basílica que se acababa de construir. Más tarde, se dividió en jardines privados, siendo estos abandonados durante mucho tiempo. A finales de 1990 se llevó a cabo un nuevo proyecto, que dio pie a lo que nos podemos encontrar hoy en día. Sus paseos están poblados de tilos, castaños, arces y otras especies. Si hacemos caso a las planchas incrustadas en el suelo del camino, estas nos marcan los pasos de la oración del rosario. También está dividido en áreas donde podemos encontrar “el jardín de rosas”, “el chino” o un huerto.


Se encuentra a orillas del Saona, a los pies de la  de la colina de Fourvière. Es uno de los barrios más vastos en cuanto a extensión que todavía quedan incólumes de la época medieval y renacentista. 
Pasear por sus callejones o por sus plazas como des Jacobins, la Trinité o du Change es un placer para los sentidos, ya que por arte de magia nos transporta a aquellos tiempos en que a la urbe se acercaban toda clase de comerciantes del continente a negociar.



La riqueza se observa en la multitud de edificios  que se construyeron allá por los siglos XV y XVI para alojar a banqueros y mercaderes y a familias de gran fortuna. 

Sus fachadas son un primor, a la altura de los patios interiores (visitables) y las traboules (pasajes escondidos que unen dos calles atravesando los patios interiores de uno o más edificios), de diferentes tipos. Algunas tienen preciosos balcones o ventanas que las identifican especialmente; en otras, incluso hay escaleras para salvar el desnivel entre dos calles. 


En la Oficina de Turismo de la Plaza Bellecour podéis solicitar un mapa gratuito donde se sitúan los patios y las traboules accesibles al público.

No te puedes perder cuando visites el Vieux-Lyon: 

·     La catedral Saint-Jean, de estilo gótico, y su reloj astronómico.
·     Iglesia Saint-Georges, del siglo XIX
·     Iglesia Saint-Paul, del siglo XI al XIX.
·     Museo Gadagne: Museo de Historia de Lyon.
·     Museo de Arte de la Marioneta: Se encuentra ubicado en el edificio renacentista más grande de Lyon.

Es la segunda de las dos colinas que dominan la ciudad, pero también el peculiar barrio que hay sobre ella, célebre por un pasado que se ha hecho presente como centro de la industria de la seda. Sus calles todavía conservan reminiscencias de aquella época. 



Por ello no es difícil evocar los vetustos bistanclaques (como se denominaba antiguamente a los telares) a los que acudían los más de 30.000 canuts que erigieron a Lyon como el más importante centro textil del continente.

En la actualidad los telares añejos confluyen con las tiendas de los diseñadores más prestigiosos; de hecho, Hermès sigue fabricando en Lyon los pañuelos que le han convertido en prácticamente una leyenda. También es un barrio donde el Street-art se ha convertido en parte del patrimonio urbano.

No te puedes perder cuando visites La Croix-Rousse:

·Los talleres de tejido de la seda, como La Maison des Canuts Sedería en vivo: Taller de pasamanería, el Taller de tejido municipal o El taller de sedería Montée de la Grande Côte.
·Ruinas romanas del Anfiteatro de Trois-Gaules.
·La Plaza Bellevue para contemplar las vistas que ofrece de la ribera izquierda del Ródano.
·Jardín de Chartreux, con vistas al Saona y Fourvière.
Está situada a los pies de La Croix-Roussee, en el espacio que forma una península hasta la confluencia de los ríos Ródano y Saona. Es el actual centro de Lyon y el lugar más visitado de la ciudad. Merece mucho la pena deambular por sus barrios históricos, plagados de callejuelas y palacios particulares, plazas medievales y renacentistas, atravesar el Pasaje del Argue y adentrarse en sus tiendas antiguas o, si se quieren novedades, acercarse a las calles de la République o Edouard Herriot y visitar otras más comerciales. 

Lyon es una ciudad viva, cuyo corazón late a mil revoluciones. No duerme o lo hace poco y en La Presqu’île esto es más que evidente.
 

Durante el día se puede visitar la parte más cultural, sin olvidar reponer fuerzas acudiendo a los famosos “bouchons”, pequeños locales con mesas vestidas con los tradicionales manteles a cuadros, en los que se ofrecen especialidades locales como el tablier de sapeur, las quenelles, la ensalada Lionesa, el petit salé, la andouillette, etc. 


 Y es que en Lyon, cuna de la Nouvelle Cuisine, tiene su lugar de referencia en el restaurante de Paul Bocuse, donde se puede evidenciar y comprobar que la gastronomía es un arte. La oferta es enorme. Y durante la noche el espectáculo es único, ya que sus monumentos más emblemáticos, sus teatros, la ópera o sus fuentes se visten de gala para ofrecer al turista una iluminación exquisita.

No te puedes perder cuando visites La Presqu’île:

·Place des Terreaux: Ayuntamiento y Museo de Bellas Artes: Típica plaza cerrada de forma rectangular. Aun siendo peatonal, en ella no encontraremos ningún banco. La razón es muy sencilla: resulta que, como parte de su ornamentación, cuenta con 69 chorros de agua que salen directamente del suelo. Durante el día pueden resultar graciosos, más si hace las temperaturas que nosotros hemos soportado este pasado mes de julio, pero por la noche se iluminan y resultan tremendamente atractivos por los juegos de luces que ofrecen. Alberga cafeterías de todo tipo, restaurantes y terrazas al aire libre. 
  
 Entre los edificios más emblemáticos que allí se localizan estarían el del Ayuntamiento (Hotel du Ville) y el Museo de Bellas Artes. Asimismo, cuenta con una galería comercial. En el centro de la misma hay una fuente llamada Carro de la Libertad, construida en 1889 por el escultor Bartholdi (el mismo autor de la Estatua de la Libertad). 




En ella se representa al río que pasa por Burdeos, el Garonne, y sus cuatro afluentes. Quizás sorprenda que sea ese río y no cualquiera de los dos que fluyen por Lyon, pero la razón es muy sencilla: esa fuente, en principio, la encargó el Ayuntamiento de Burdeos, pero una vez terminada la factura les pareció prohibitiva y fue entonces el de Lyon el que decidió comprarla.

· Église Saint-Nizier: Ubicada en la calle Brest, debe su nombre al obispo Nicetus de Lyon, que está enterrado allí. De estilo gótico, excepto por su pórtico renacentista, se empezó a construir en el siglo XV sobre lo que antiguamente había sido un templo romano. Tardó en erigirse un siglo, algo que resulta más que evidente al contemplar sus torres, cada una de un período diferente.

·Théâtre des Célestins: Este teatro es uno de los más antiguos de Francia. Se encuentra en 4 rue Charles Dullin, próximo a la place des Célestins. Debe su nombre a que anteriormente hubo un convento de celestinos, una orden religiosa francesa. Años después de su apertura sufrió un incendio y se destruyó por completo. El encargado de levantarlo de nuevo en 1873 fue el arquitecto Gaspard André, quien tuvo que volverlo a construir años después tras sufrir otro incendio. Decir que su fachada es preciosa es quedarse corta y, no obstante, está a la altura del interior.




  De estilo italiano, mantiene la pomposidad típica y las pautas establecidas por el Teatro Farnese. Decorado en rojo, con detalles dorados, las butacas son de terciopelo rojo pasión y el dios Dionisio aparece representado en varios lugares. A fin de cuentas, no solo era el dios del vino… sino también el del teatro. También hay una pintura de Jean-Baptiste Poquelin –Molière-, considerado el padre de la comedia francesa. 
De las distintas secciones que más nos gustaron, nos quedamos con el “Foyer du public”, que es el lugar donde se reúne el público en las pausas de la función y el “Foyer des artistas”, que tiene el mismo cometido, solo que está reservado al elenco de la obra. También nos gustó mucho, porque no había visto hasta la fecha nada igual, la Célestine, una sala pequeña construida debajo del escenario de la Gran Sala y de las mismas dimensiones, aunque más austera en cuanto a decoración, donde se llevan a cabo representaciones para un número de asistentes más restringido.

·Place Bellecour: También llamada Place de Louis-le-Grand, (Más conocido en nuestros lares como el Rey Sol), al que podemos ver en la gran estatua ecuestre que se encuentra en el centro de la misma. No es la única estatua de la plaza, ya que en un lateral se encuentra un monumento que representa al escritor, nacido en esta ciudad,
Antoine de Saint-Exupéry, quien tiene a su costado al protagonista de su principal obra, El Principito. Es esta una de las plazas rectangulares más grande de Europa, punto de encuentro de la sociedad lionesa.

 Allí se localiza también la oficina de turismo, donde además informan en castellano.

·Basilique St-Martin de Ainay: De estilo románico, fue construida en el siglo XII. En principio formó parte de un monasterio, pero este fue destruido durante la Revolución Francesa, quedando en pie únicamente la iglesia. Posteriormente a su construcción hubo algunas restauraciones en las que se añadieron elementos de otros estilos, como la capilla de Saint Michael, de estilo gótico, y otras modificaciones de estilo neorrománico. Su fachada es de tres cuerpos, decorada con arcos. Si hay una característica que la define especialmente es la parquedad de su ornamentación exterior e interior. En ocasiones se organizan conciertos de música clásica, dado que la acústica del lugar es impresionante.

No quiero terminar sin hablar de un museo que me ha gustado especialmente. Se encuentra al sur de la ciudad, donde convergen el Ródano y el Saona y precisamente, aprovechando esa circunstancia, han construido el 
                       
Es un edificio llamativo, diseñado por la agencia austríaca CoopHimmelb, que presentó al concurso de adjudicación un proyecto singular, asentado en una arquitectura deconstructivista y de gran funcionalidad, que tiene como estructura tres conjuntos llamados "Base", "cristal" y "Nube”.


Las obras comenzaron en octubre de 2006, pero durante su construcción surgieron múltiples contratiempos dado que el terreno sobre el que se estaba construyendo era inestable e inundable. 
                                    

Estos problemas acarrearon la demora de su inauguración 10 años más desde la fecha prevista. Finalmente, el museo abrió sus puertas por primera vez el 20 de diciembre 2014.

El museo basa sus colecciones en La Tierra desde sus orígenes, en su historia y su geografía, combinando las más recientes investigaciones en todos los campos de la ciencia y la tecnología y, también alberga exposiciones temporales de temáticas muy diversas. 


Otro de los atractivos que tiene el museo son las vistas panorámicas de la confluencia de los dos ríos.




Información Práctica:
- Dirección: 86 quai Perrache, 69002 Lyon – Francia
- Teléfono: (+33) 04 28 38 12 12
Horarios:
De martes a viernes: de 11h a 19h 
Sábados y domingos: de 10h a 19h 
Jueves por la noche: hasta las 22h
Lunes y algunos festivos (1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre) Cerrado.
Lyon es una ciudad que tiene mucho encanto, ideal para pasear, degustar deliciosos platos, disfrutar de magníficos paisajes y cuidados monumentos, muchos más de los que he mencionado. 




Si tenéis ocasión no dejéis de visitarla. Me daréis la razón.