Hace
poco más de un año, a través de la iniciativa “Soy Yincanera”, en la que tengo
la suerte de participar, tuvimos la ocasión de conocer la segunda novela de
David Jiménez “El tito”, Inspector Solo.
Fue unánime, entre tod@s los yincaner@s que disfrutamos de la lectura de
Inspector Solo, la necesidad de leer la continuación de la novela.
Y, aunque las altas expectativas casi nunca son buenas, por fin llegó la tercera parte de las aventuras de nuestro esperado
inspector (que ya no es Inspector) Marcial Lisón (ahora solo Marcial) y, si
queréis saber si las expectativas se han cumplido o no, tendréis que llegar a
la conclusión.
Título:
No es tiempo de peros
Autor:
David Jiménez “El tito”
fecha
de publicación: diciembre de 2018
género:
policiaco, crímenes
número
de páginas: 411
formato:
14 x 22 cm.
Encuadernación:
Rústica con solapas
ISBN
: 978-84-17451-31-8
David
Jiménez Martínez (Cartagena, 1978) es licenciado en Biología por la Universidad
de Murcia. Después de haber desarrollado su carrera como biólogo en el ámbito
del control de calidad, en la actualidad trabaja en la represión del
contrabando como agente marítimo de Vigilancia Aduanera.
Ha
sido colaborador de Castellón Noticias, como especialista en género negro,
hasta su debut literario con Muertes de sobremesa (ACEN 2015). Dos años después
llegó Inspector Solo (Ediciones Versátil, 2017) y ahora No es tiempo de peros.
Una serie de novelas que pueden leerse como una trilogía o de forma
independiente.
Ella
ya no es esa policía tímida que no se atrevía a mirarlo a la cara.
Él ya
ni siquiera es policía.
Ambos
han pagado un peaje demasiado alto por trabajar al margen de la ley. Ahora lo
único que los une es una causa común: encontrar al Cazador.
Pero
compartir un objetivo no los convierte en compañeros, solo en socios; unos
socios que tendrán que lidiar con una relación amor-odio basada en engaños.
Para
Zoe, Marcial es el mejor medio para descubrir al verdadero culpable de la
muerte de su novio. Para Marcial, Zoe es la única compañía humana que no le
resulta insoportable.
La
búsqueda del Cazador los une en un nuevo caso, pero esta vez nada será igual.
Marcial ya no tiene una placa que le impida desafiar las normas, y Zoe
simplemente ha dejado de cumplirlas. Ambos iniciarán un descenso a los
suburbios de Cartagena en la investigación de una trama de blanqueo de
capitales que salpicará de sangre los cimientos de la ciudad.
Esta
es la tercera novela que cierra, por el momento, la trilogía del inspector,
ahora en excedencia, Marcial Lisón, aunque él solo quiere que le llamen
Marcial. La novela está estructurada en 64 capítulos y un epílogo, y aunque por
el número de página no lo parezca es una novela muy intensa, pero esto no
quiere decir que se haga pesada, ni mucho menos, ya que su lectura es muy
fluida.
Aunque
las dos novelas anteriores, El asesino del café e Inspector Solo, se puedan
leer por separado, facilita mucho la comprensión de esta última el haberlas
leído previamente.
Además,
resulta muy enriquecedor ver la deriva de los personajes y los motivos que
influyen en su evolución.
Marcial
Lisón. Desde hace varios meses, se encuentra en excedencia,
la difícil relación que mantenía con sus compañeros, y su desahogada situación
económica, le motivaron a solicitarla; Marcial, nuestro protagonista, en esta
entrega, aunque parezca difícil, es aún más antihéroe que nunca.
Zoe
Ochoa. La “buena”
relación que mantenían Marcial y ella se rompió en mil pedazos tras la muerte
de Unai Miralles, con quien Zoe mantenía una relación sentimental.
Zoe ya no es la misma, ahora es una mujer que
vive en el odio y en el rencor, su único objetivo es descubrir al Cazador, y
para ello -y aunque no lo consiga- no duda en utilizar a Marcial para lograr su
objetivo.
Al igual que en las anteriores novelas, la trama se
desarrolla en Cartagena, y más concretamente en los barrios marginales de esa
ciudad,
aunque de vez en cuando el autor nos saca de paseo, pero a toda leche
por las avenidas y plazas más elegantes, pero poquito, para no desviar la
atención. Nos enfrenta a sus pobladores, delincuentes de baja estofa, drogadictos, traficantes o camellos. Vamos, lo mejor de cada casa
En su día, leí una tras otra sus dos primeras novelas de
este autor: El asesino del café e Inspector Solo y, si, ya en ese primer
momento se apreciaba una gran evolución entre ellas, en esta tercera novela
David Jiménez “El tito” ha echado el resto y ha logrado
sorprenderme, emocionarme, intrigarme y, además ha conseguido despertar en mí
muchos sentimientos.
La historia que nos
relata es coherente y te la crees, te hace ver la dureza de la vida en esa
sociedad marginal de la que hace un retrato tan hiperrealista en blanco y sobre todo en un
negro tan intenso que pone los pelos como escarpias.
Obviamente, después de lo que digo, no puedo menos que
recomendarla a todos aquellos a los que disfruten, como yo lo he hecho de las
historias bien escritas, originales y con un final que os va a sorprender.
P.D.: Tengo la intuición de que Marcial, viene para
quedarse por mucho tiempo, que esto no se queda en trilogía. Apostamos algo? Eso si, no tengo prisa. Si David Jiménez quiere explorar nuevos territorios leeré todo lo que publique pero no pierdo la esperanza.
Esta reseña participa en la iniciativa:
Te confieso que yo también espero que no terminen aquí las andanzas de Marcial, estoy dispuesta a esperar lo que haga falta, pero un personaje tan único, tan genuino no puedo desvanecerse en tres libros. Por otro lado la evolución de David ha sido bestial, ha madurado como escritor y eso se nota en un vocabulario más fluido, un estilo más ágil y unas tramas más complejas, porque los personajes los bordó desde Muertes de sobremesa. Angela cada vez reseñas con más garbo, tu también creces
ResponderEliminarCómo habéis disfrutado con este libro! Nada, nada, que tengo que ponerme las pilas y empezar con esta trilogía.
ResponderEliminarBesotes!!!
Coincido contigo, Ángela, espero que Marcial tenga muchas más cosas qué contar. El autor también me ha sorprendido mucho, hacer pasar por tantísima prueba a estos personajes y que en el fondo, cubiertos de una coraza no hayan dejado de ser ellos mismos, sobre todo, por la lealtad, una palabra muy mal utilizado hoy en día.
ResponderEliminarJolín, yo también pensé cuando la terminé que esto no se podía quedar así... Marcial tiene que seguir cabreándonos mucho más tiempo. A lo mejor recoge el testigo protagonista Zoe. En cualquier caso, ésta es una lectura que te deja con mono de más... el impresionante. Y la evolución del escritor es muy notable. Buena reseña. Bss
ResponderEliminarBuena reseña, coincido contigo en que Marcial tiene que continuar, es un personaje muy atrayente. El autor me ha sorprendido para bien y su evolución ha ido mejorando con cada novela. Besos
ResponderEliminarLa verdad es que echaremos de menos a Marcial, ha sido El Personajes, genial en todos los aspectos al igual que toda la saga NI UN PERO...
ResponderEliminarTengo unas ganas locas de leer "Muertes de sobremesa", que aunque suelo ser muy cuadriculada con el orden de las historias, en este caso no ha podido ser. No sé qué tiene Marcial que a todas nos ha ganado el corazón.
ResponderEliminarComo tú, yo también he quedado huérfana del personaje. Espero, y la verdad es que tampoco tengo prisa, que en algún momento David, que ha demostrado con este tercer título que ha crecido como escritor (apuntaba maneras y de las buenas con su primer libro), retome el personaje de Marcial, aunque prometo que me animaré a leer su próxima obra, aunque no esté protagonizada por este personaje tan peculiar que nos ha robado el alma y que se quedará sin duda en nuestro recuerdo, al igual que Sola. Muy buena reseña, sin duda.
ResponderEliminarBesos.
Yo tampoco pierdo la esperanza de volver a encontrar a Marcial, pero mientras, pienso seguir leyendo todo lo que escriba David. Buena reseña Angela. Mil besos.
ResponderEliminar