Con esta novela estrenamos un nuevo año en #SoyYincanera
y resulta curioso que hayamos coincidido en cuanto a género -novela histórica- tanto
para terminar el 2018 como para inaugurar el 2019. ¿Será algo premonitorio esta
coincidencia o solo fruto del azar?
En mi caso, sin problemas, porque aunque no sea el tipo de novela que elegiría a
priori, tengo que admitir que si son de la misma calidad de estas dos últimas,
no tendría ningún inconveniente en pasarme leyendo media vida historias de este
tipo, pues en ambos casos han sido un auténtico descubrimiento.
Título:
El taller de libros prohibidos
Autora:
Olalla García
Núm.
de páginas: 571
Editorial:
Ediciones B
Fecha
publicación: 10/2018
Presentación:
Tapa dura con sobrecubierta
ISBN:
9788466664349
Olalla García (Madrid, 1973) estudió Historia en la
Universidad de Alcalá, para la que actualmente trabaja como profesora de
literatura. Ha publicado con gran éxito cinco novelas: Ardashir, rey de Persia
(2005), Las puertas de seda (2007), El jardín de Hipatia (2009), Rito de paso
(Ediciones B, 2014) y En tierra de Nadie (2016). También ha traducido al
castellano numerosas obras de autores clásicos y modernos. Desde hace diez años
colabora estrechamente con diversas editoriales como escritora, traductora y
lectora.
(Datos facilitados por la editorial)
Alcalá de Henares, 1572. La joven librera Inés Ramírez
acaba de quedar viuda y ha de ponerse al frente del negocio familiar. Pronto
descubre que su esposo poseía la clave de acceso al único ejemplar de un libro
prohibido, cuya desaparición había sido ordenada por el poder político y la
Iglesia siglos atrás.
Con la colaboración de Pierre Arbús, un oficial de
imprenta francés, inicia la investigación. Tendrá que tratar con personajes de
todo tipo: maestros impresores, eruditos, delincuentes, nobles de alta cuna...
Y todo bajo la sombra omnipresente de la Inquisición, que vela por controlar el
pensamiento y la palabra, y la estricta censura de Felipe II.
(Datos facilitados por la editorial)
La novela está estructurada en un preámbulo con varios
extractos de la pragmática de fecha 7 de septiembre emitida por Felipe II y se divide en tres partes, con sus correspondientes capítulos y por
último nos encontramos con dos apéndices; el primero contiene la Dramatis Personae
y el segundo un glosario en el que, según nos indica la autora, se incluyen
vocablos que están en desuso y otros que en la novela se emplean con un
significado distinto al acostumbrado. Ambos apéndices son de una gran utilidad.
Esta presentada en tapa dura con una
sobrecubierta que alude a la trama que en ella se desarrolla, de una gran
belleza y una edición muy cuidada.
Es una novela que se lee muy bien. A ello ayuda en gran
manera su cuidada edición y, principalmente, la trama que, aunque se trata de
una novela histórica en la que la mayoría de los personajes son reales, la
autora ha plasmado una historia con mucho suspense y unos giros argumentales
muy conseguidos.
Así, nos encontramos con una novela muy visual, en la
que tanto la historia como la intrahistoria, la ambientación y los personajes,
caminan de la mano y a la misma altura, pues en todos los aspectos la autora ha
sabido derrochar talento, para hacernos sentir testigos de excepción en un
momento y un lugar fascinante.
La autora nos pasea por las calles de la ciudad de
Alcalá de Henares. Nos describe con todo lujo de detalles los barrios, las
casas, etc.
Y es que Olalla García nos traslada a la Alcalá de
Henares de 1572. Una ciudad en la que a raíz de la creación por el Cardenal
Cisneros, en 1499, de un Estudio de Escuelas Generales, (antecedente de su
famosa Universidad), la cultura y la ciudad caminaron juntas.
Con la Universidad, llego también a Alcalá de Henares
la imprenta. A raíz de este hecho histórico,
durante el siglo XVI la ciudad se convirtió en una "metrópoli
libraria", con numerosos profesionales e industrias relacionadas con el
mundo de los libros (impresores, editores, libreros, batidores, componedores,
copistas, correctores, encuadernadores, grabadores, tiradores…).
Fue tal la importancia de las imprentas y librerías en
Alcalá de Henares, que hay una fuente monumental dedicada a los
"impresores de Alcalá", en la plaza Alfonso XII. Y
una placa dedicada a la imprenta de Juan Gracián, (uno de los personajes de la novela), donde se
publicó la primera edición de "La Galatea” de Miguel de Cervantes, en
1585.
La primera obra impresa en Alcalá de Henares, en 1502,
fue “Vita Christi”
aunque la más importante fue la “Biblia Políglota
Complutense” publicada en 1517, que exigió diez años de preparación y cinco
para su impresión.
Alcalá de Henares, reconocida por la Unesco en 1998
como Ciudad Patrimonio de la Humanidad es un escenario ideal para situar la
trama, y la autora, que se ve que la conoce como la palma de su mano, y nos pasea por esa ciudad medieval, por sus
tres barrios: judío, musulmán y cristiano, cuya arquitectura, al día de hoy, se
conserva prácticamente intacta y nos hace sentir como era la vida en ese lugar
y en ese momento y desear visitarla o, como es mi caso, volver allí y descubrir
sus calles, sus iglesias, conventos, su muralla y perderme entre ellas unas
cuantas horas.
Tal y como podemos ver en la Dramatis Personae, que se
incluye, una gran mayoría de los personajes que intervienen fueron personas
reales, que existieron y ejercieron los puestos y trabajos que en la novela se
indican.
Todos ellos están dotados de una gran carga dramática,
pero destacan principalmente:
Inés Ramírez, la joven viuda que se ve obligada a sacar
adelante el negocio familiar heredado a la muerte de su esposo.
María Ramírez, hermana de la anterior, a la que la
autora le ha dotado de una fuerte y atractiva personalidad por lo que es muy
fácil empatizar con ella.
Pierre Arbús, el francés, tirador de imprenta, que vive
bajo la amenaza de la Santa Inquisición.
Y muchos más, todos ellos muy bien perfilados tanto en
lo físico como en lo personal, que nos permiten conocer sus miedos, sus
sentimientos, sus necesidades o bien la dureza de la vida cotidiana de la
época.
Como he comentado al principio, es una novela en la que
sin olvidar el género en el que se encuadra, nos cuenta una historia real,
obviamente con la necesaria dramatización, que consigue enganchar al lector
porque es absorbente, hasta el punto que es tanta la tensión que se genera en
la trama que llegamos a olvidarnos de estar leyendo una novela histórica, por
toda la incertidumbre que se respira en muchos momentos.
Se aprecia una gran labor documentalista en la autora,
que se hace palpable continuamente, ya sea por las descripciones del entorno, de
la vestimenta de los personajes, de las costumbres de la época o bien por las normas por las que se regía confección y
la comercialización de los libros, el uso que se les daba, los materiales con
los que se confeccionaban, etc. etc.
Por todo ello me permito recomendarla, ya que estoy
segura de que, como a mí, como poco os sorprenderá muy positivamente
Esta reseña participa en la iniciativa: