Y, una vez que ha pasado
la bulla y los nervios (más o menos), me queda ese regusto de satisfacción por participar
en esta iniciativa que tantas alegrías me produce.
En cuanto Kayena da el
pistoletazo de salida anunciando el proyecto, empieza la euforia, por supuesto
no me cabe la menor duda y me apunto inmediatamente.
Enseguida empieza el primer conflicto:
¿qué libro voy a enviar? ,
sopesando todos los pros y los contras hasta que lo decido, me apuro para poner
el comentario para apuntarme, como si me faltara tiempo… y entonces ya me topo de bruces con el segundo
obstáculo, buscar la rosa, menudo problema, para mí lo más complicado, empiezo a dar vueltas por todas las papelerías,
tiendas de chinos, etc., buscando ideas, compro rosas en los chinos, que cuando llego
a casa tiro a la basura, pues de repente
me doy cuenta de lo horrorosas que se
verán cuando la rosa en cuestión llegue aplastada… y así hasta
que cierro el paquete, cambiando de opinión continuamente.
Al final, totalmente
derrotada, decidí pintar yo misma un
marca páginas con una rosa, lo mismo que
hice en la anterior edición ¿¿¿hay que
ver que poco original soy, verdad?? , lo cierto es que yo pinto mucho, pero es
que las rosas se me dan fatal, pero eso sí,
le pongo mucho interés. Veremos a ver lo
que dice la destinataría de mi paquetito, que al día de hoy aún no sé quién es,
pues por el nombre no la he reconocido, pero deseo que le guste.
Pero, lo peor de todo ha
sido, es que al día siguiente de haber enviado el “paquetito”, veo en internet,
que una firma de Sitges comercializa una rosa de chocolate, comestible y encima muy bonita... y yo me acuerdo de la madre que los trajo al
mundo ¡¡¡ no podían haberla anunciado antes ... !!!
Mi libro lo recibí el jueves 18, no me lo esperaba tan pronto,
pero mucho mejor así, venía en un sobre de esos de plástico de correos, lo abrí y me encontré con... bueno mejor os pongo esta foto:
Lo siguiente fue mirar
la entrada que hizo Kayena con todos los participantes, para ver quien me lo había enviado, y resulto ser Blair, una
bloguera, casi paisana, a la que sigo desde hace mucho tiempo, enseguida le
puse un correo electrónico para decirle que lo había recibido y cuanto me había emocionado al verlo.