Durante
el viaje de vuelta de las fiestas navideñas, encontré una novedad que me hizo
mucha ilusión, la última novela de Anne Perry, de la serie del Inspector Pitt,
cuya colección había leído hace tiempo y de la que tenía muy buenos
recuerdos.
Llegó
el mes de febrero y leí y reseñe la novela de Anne Perry y, como me pareció poco, leí y
reseñe otra más para el reto. Había olvidado totalmente la novela de Lorenzo Silva que había
comprado con ese fin.
Pero,
el lunes pasado, leyendo una reseña de Silvia en su blog “Entre montones de
libros” de la novela de Lorenzo Silva La marca del meridiano ¡¡¡de
repente recordé la novela que había comprado!! la busque y me puse a
leerla tranquilamente y de paso a quitarme el mal sabor de boca que
me habían dejado las dos últimas novelas de este género que había leído y
reseñado para el reto
La
novela me la he leído en un “pis-pas” por lo que, con muchas prisas, he
decidido en el último momento reseñarla y aquí está mi última
aportación al reto del blog de Kayena.
Título: El lejano país de los estanques
Autor: Lorenzo Silva
Editorial: DESTINO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788423339907
Año edición: 1998
El autor (como voy un poco justa de tiempo, este apartado prácticamente lo he copiado de una reseña del blog de Kayena -espero que no le importe-)
Lorenzo Silva (Madrid, 1966). Antes que escritor ha sido auditor de cuentas, asesor fiscal y abogado. Pero hace ya doce años decidió colgar la toga y dedicarse de lleno a la literatura. Desde que comenzara su andadura en el mundo literario a finales de los noventa, ha cultivado diferentes géneros:
Novela:
- La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997).
- Noviembre sin violetas.
- La sustancia interior.
- El urinario.
- El ángel oculto.
- El nombre de los nuestros.
- Carta blanca (Premio Primavera 2004)
- Niños feroces.
- Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia.
- El cazador del desierto.
- La lluvia de París.
Y,
por supuesto, la serie de novela policíaca protagonizada por los guardias
civiles Bevilacqua y Chamorro:
- El lejano país de los estanques (Premio Ojo Crítico 1998).
- El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000).
- La niebla y la doncella.
- Nadie vale más que otro.
- La reina sin espejo.
- La estrategia del agua
- La marca del meridiano. (Premio Planeta 2012)
Relatos:
-
El déspota adolescente.
- Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos.
Libro-reportaje:
- Al final, la guerra, junto a Luis Miguel Francisco
- El Derecho en la obra de Kafka.
- Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (Premio Algaba de Ensayo).
La muerte de una misteriosa extranjera en una tranquila urbanización de Mallorca es el primer caso de una pareja de investigadores que está dando mucho que hablar.
En
mitad de un tórrido agosto mesetario, el sargento Bevilacqua, que pese a la
sonoridad exótica de su nombre lo es de la Guardia Civil, recibe la orden de
investigar la muerte de una extranjera cuyo cadáver ha aparecido en una
urbanización mallorquina.
Su
compañera será la inexperta agente Chamorro, y con ella deberá sumergirse de
incógnito en un ambiente de clubes nocturnos, playas nudistas, trapicheos
dudosos y promiscuidades diversas. Poco a poco, el sargento y su ayudante
desvelarán los misterios que rodean el asesinato de la irresistible y remota
Eva, descubriendo el oscuro mundo que se oculta bajo la dulce disidia del
paisaje estival.
A
partir de una sabia mezcla de ingredientes policíacos, relaciones humanas y
pinceladas de humor bien dosificadas, Lorenzo Silva construye una novela
refrescante y llena de hallazgos.
Personajes:
El
sargento Bevilacqua, protagonista indiscutible de la novela, un personaje que
se hace muy atractivo, no por su físico, del que muy poco se nos cuenta, sino
por su personalidad y sobre todo por que debajo de esa capa de hombre duro, a través de sus acciones y reflexiones, asoma su sensibilidad y humanidad. Lo poco que sabemos de él, ya que el autor parece que ha dosificado esta información,
es que estudió psicología y que como no encontraba trabajo se preparó para
ingresar en el cuerpo de la guardia civil y su ideal femenino es Verónica Lake,
esa actriz de famosa melena rubia cuyo flequillo, frecuentemente, le
tapaba un ojo.
y que para poner en orden sus ideas
decora figuras de plomo, por lo que en su equipaje de viaje siempre le
acompañan un estuche de pinturas y pinceles y alguna figura.
Virginia
Chamorro, empieza la novela como guardia de segunda, aunque cuando termina la
novela la ascienden a guardia de primera. Chamorro es una joven
de veinticuatro años y aunque físicamente es atractiva, alta, rubia, no
es nada popular entre sus compañeros debido a su timidez. Por seguir la
tradición familiar, su padre era coronel de infantería de marina, había
intentado entrar en otras academias militares, sin conseguirlo por lo que
se conformó con ingresar en el cuerpo de la Guardia Civil. Tenía un buen expediente académico, había
terminado como número dos de su promoción, pero solo llevaba un año trabajando y
aun le faltaba experiencia pero Virginia Chamorro acabará mereciéndose el respeto de su compañero el sargento Bevilacqua.
El brigada Perelló, responsable de la comandancia de puesto del pueblo donde
se comete el asesinato. Es militar de profesión y de vocación, un hombre de
carácter, íntegro y cabal.
Eva
Heydrich, la asesinada, de nacionalidad austriaca, era una mujer joven,
dotada de una gran belleza física y aun en mayor medida de un
carácter disoluto y promiscuo era, además, de difícil trato y también propietaria
de una gran fortuna por herencia de su madre.
En
la novela encontramos otros personajes secundarios, igualmente muy bien
dibujados por el autor que se integran y complementan el desarrollo de la
novela, sin los cuales ésta quedaría “coja”
Impresiones:
El
lejano país de los estanques, es la primera de una serie de novelas que
Lorenzo Silva está escribiendo; hasta la fecha ha publicado siete
novelas, la última ha sido La marca del meridiano, que ha obtenido el premio
Planeta 2012.
En
esta primera novela de la serie, se nos presenta al Sargento Bevilacqua, al que
todos llamaban Vila, por lo dificultoso de su apellido co-protagonista junto a
la entonces guardia segunda Virginia Chamorro.
A
Belivacqua le asignan la investigación de un asesinato en una tranquila y
pequeña localidad del sur de la isla de Mallorca y le imponen la presencia de
la guardia segunda Chamorro como acompañante, contra su voluntad, ya que cree
que no es la persona adecuada para ayudarle en esta misión, aunque el motivo
principal es que le gusta trabajar solo.
La
historia está contada en primera persona por el sargento Bevilacqua y enseguida
entramos en acción, sin rodeos, se desarrolla en apenas una semana.
Esta cuajada de situaciones muy tensas y peligrosas en las que ambos
protagonistas se ven obligados a desarrollar unas actuaciones nada
“convencionales” ya que las circunstancias que rodean el asesinato
así lo precisan.
A
pesar de ello, el autor con sus diálogos nos ofrece una novela en la que las
nada convencionales situaciones que se ven obligados a recrear los
investigadores resultan creíbles y sus descripciones no dan lugar a dudas, y
aunque el desenlace final da un giro totalmente espectacular en las últimas
páginas, su esclarecimiento es totalmente convincente.
Recopilando:
Me ha gustado mucho la novela y me ha gustado mucho también como escribe
Lorenzo Silva, a quien sólo conocía por su “bloc del cartero”, por todo
ello, me declaro desde este mismo momento seguidora incondicional de Lorenzo
Silva, de quien seguiré leyendo cuanto de él caiga en mis manos.
Para
finalizar os dejo un párrafo en el que el sargento Bevilacqua comparte con nosotros sus
reflexiones sobre la jerarquía en el ejército, que me ha parecido muy
interesante:
“-A
sus órdenes, mi comandante -aullé. En la vida civil se desconocen las grandes
ventajas que proporciona el trato rígidamente jerárquico. Es algo que a medida
que se extiende la confusión social y moral en todas las esferas va quedando
más y más olvidado. Pero la distancia de la relación jerárquica, sobre todo
cuando se somete a algo superior a mando y subordinado (como pasa en el
ejército, siempre), ofrece una adecuada protección y un grado importante de
libertad. Que uno debe hacer lo que le salga de las narices al jefe, dentro de
un orden, es un axioma que vale para cualquier actividad remunerada y muchas
gratuitas. Pero, una vez constatada esa circunstancia, la defensa que de la
propia intimidad y de la conciencia individual proporciona un sistema como el
militar no tiene equivalente en la vida civil. Cuando uno le grita a su
superior que está a sus órdenes lo pone a tres metros de distancia y desde esa
seguridad, puede al mismo tiempo empeñar toda su alma en ensuciar la memoria de
la madre que lo parió. Pereira no era mal tipo, y no llegué a ese extremo, pero
si yo hubiera sido menos comprensivo muy bien habría podido hacerlo mientras
estaba firme ante él.”
Esta reseña participa en esta iniciativa: