Desde que oí hablar del Mont Saint Michel, tenia curiosidad por visitarlo, pero fue después de leer la novela “la promesa del Ángel”, cuando decidí que iba a ir. Al poco tiempo surgió la ocasión y aprovechando un viaje en coche a Paris, organice la ruta por la región de Normandía para visitar el Mont Saint Michel.
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Cuando todavía faltan
unos cuantos kilómetros para llegar al promontorio, desde la carretera, ya se
puede distinguir a lo lejos, en la llanura, la impresionante y espectacular
silueta del Mont Sant Michell, quizás fue esta vista en la lejanía la que más
me gusto
El Mont Saint Michel se encuentra entre Caen y St. Malo, en el departamento francés de La Mancha. Es una pequeña isla mareal del estuario del río Couesnon que está unida
al continente por una carretera (artificial) donde se levanta una pequeña ciudadela
medieval que mantiene el mismo aspecto que hace siglos y, sobre la cual se levanta una impresionante abadía. Fue elegido Patrimonio Mundial por la Unesco en 1979.
En esta zona, se dan unas mareas espectaculares, se dicen que tienen la velocidad de un caballo a galope, y estas mareas contribuyeron a hacer del monte una fortaleza inexpugnable. Durante siglos únicamente era accesible por vía terrestre en los momentos de marea baja, y por vía marítima cuando la marea era alta.
Actualmente se puede acceder al conjunto monumental en todo momento gracias a la carretera que lleva a los pies de la roca
Cuando llegamos, dejamos el
coche aparcado en donde pudimos y caminamos cerca de un kilómetro hasta la
entrada.
Después de mi experiencia, os recomiendo, para evitar las enormes colas que se forman para entrar, ir a primera hora, o en verano, a partir de las 6 de tarde, que es cuando "las masas" se han ido (y no exagero ni un pelo, bueno ya lo veis por las fotos). El Mont Saint Michell acoge cada año cerca de 3,5 millones de visitantes y, durante el verano se alcanza la cifra de 20.000 visitantes por día. Quizá os decepcione la multitud que invade el monasterio y las tiendas de recuerdos, y los restaurantes, y ..., pero no hay que olvidar que lo importante es ese maravilloso edificio que desafía al mar desde lo alto de un promontorio rocoso
Después de mi experiencia, os recomiendo, para evitar las enormes colas que se forman para entrar, ir a primera hora, o en verano, a partir de las 6 de tarde, que es cuando "las masas" se han ido (y no exagero ni un pelo, bueno ya lo veis por las fotos). El Mont Saint Michell acoge cada año cerca de 3,5 millones de visitantes y, durante el verano se alcanza la cifra de 20.000 visitantes por día. Quizá os decepcione la multitud que invade el monasterio y las tiendas de recuerdos, y los restaurantes, y ..., pero no hay que olvidar que lo importante es ese maravilloso edificio que desafía al mar desde lo alto de un promontorio rocoso
A la entrada podemos ver
el cerco de los Fanils que protegía los almacenes de la abadía, situados al pie
del monte, al fondo la torre Gabriel.
Por fin logramos entrar y
una vez traspasamos los muros de la ciudadela nos adentramos en otra época,
descubriendo a cada paso la importancia de esta obra de arquitectura.
El ascenso se inicia por la
puerta del Bulevar y por la del Rey, provista de puente levadizo y se sigue por
las callejuelas de la ciudadela que están plagadas de museos, comercios,
tiendas de recuerdos, casas del siglo XV y XVI, pequeños hoteles, sin
pretensiones pero que son muy caros y restaurantes, entre ellos el mas famoso
por sus crepes es “La Mere Poulard”, que ofrece menús entre 35 /65€.
El camino es siempre en
subida y en forma circular. Y según se
va avanzando se logra una panorámica distinta de la edificación y su entorno; la abadía parece que se nos viene encima,
creando una sensación de ser un enano frente a las altas murallas. El recorrido
culmina con la llegada a la iglesia abacial, consagrada al culto del Arcángel San Miguel. La iglesia, está situada en la cima, con una estatua del Arcángel colocada en la cumbre a 170 metros.
La abadía, si bien sus orígenes se remontan al año 709, fue
construida en el año 966 por unos monjes
benedictinos, en estilo románico y gótico.
Tiene muchos objetos de culto: una ventada del siglo XV, un yacente
medieval decapitado, una barra de altar y el retablo de fechado en 1660, una
pila bautismal primitiva del siglo XIII, una estatua de la Virgen con el Niño,
y algunas otras mas.
El
claustro, construido en 1228 en etilo gótico, fue restaurado en el siglo XIX,
con elegantes columnas de granito rojo, dispuestas en doble fila y alternadas,
creando una bonita perspectiva.
También encontramos un lugar sorprendente, con unas vistas muy bonitas del canal de la mancha. En este lugar, se puede tomar un descanso, ya que el recorrido es para hacerlo despacio y en buen estado físico, pues la subida es agotadora. Se calcula que el recorrido se hace en un tiempo medio de dos a tres horas.
También encontramos un lugar sorprendente, con unas vistas muy bonitas del canal de la mancha. En este lugar, se puede tomar un descanso, ya que el recorrido es para hacerlo despacio y en buen estado físico, pues la subida es agotadora. Se calcula que el recorrido se hace en un tiempo medio de dos a tres horas.
Al fondo se ve la escalinata de piedra que da acceso a la abadía por el costado sur, en el interior se encuentra la gran rueda que movida por 5 o 6 personas servía para subir provisiones y materiales.
Resumiendo, es un enclave impresionante que merece la pena visitar, pero sobre todo os insisto en que si tenéis intención de ir lo hagáis fuera de la temporada turística, a menos que toméis una habitación en alguno de los hoteles dentro del promontorio y en ese caso, quizás por la noche, no hay tanto turista.
Un lugar al que tengo ganas de ir, pero creo que iría fuera de temporada, las multitudes me agobian.
ResponderEliminarSaludos
Si vas, por supuesto te aconsejo lo hagas fuera de temporada, pues lamentablemente con tanta gente es imposible apreciar algo.
EliminarUn beso
Me encanta este lugar. Cuando estuve en París me quedé con las ganas de visitarlo.
ResponderEliminarBesos
Es un sitio que impresiona, sobre todo cuando se empieza a ver desde lejos, pues es una planicie muy grande y 20 Km. antes (mas o menos) ya se ve el monte. Cuando yo estuve allí, eramos demasiados, por lo que no pude disfrutarlo como me hubiera gustado, pues el recorrido parecía una procesión de la que no podías salir. Como afortunadamente viajo mucho a Francia, pues tengo familia allí, espero volver en otra temporada.
EliminarUn beso y muchas gracias por visitar mi blog.